Sunday, February 13, 2011

Los paseantes en Theloniuos Club


Estábamos de paso.

Tres vientos, dos cuerdas, percusión y un piano. Ulises Conti y sus amigos tocaron el viernes pasado en un viejo bar de Palermo, Thelonious Club, ubicado en la calle Salguero entre Charcas y Güemes. Fueron aplaudidos por un público atípico formado por extranjeros, músicos, amigos y aficionados.

En el silencio de la noche en una casona de Palermo, un suave violín ejecutado por el flaco Mariano Malamud dio comienzo al concierto. Luego le siguió Ulises Conti, compositor y músico interdisciplinario, con un piano de media cola alemán negro. Se le sumaron la trompeta de Andrés Ravioli, el saxo del canoso Pablo Romagnoli y el trombón de David Fernández, el más joven de todos ellos.
Si bien el piano de Ulises Conti era el instrumento más codiciado de la noche, ya que es un músico que ha recorrido algunos países de Europa dando varios conciertos, Los paseantes, como se autodenomina la banda, se acoplaron en el escenario creando un ambiente musical con diferentes matices. Desde las delicadas y nítidas notas tocadas por el violín, pasando por las dispersas notas tocadas en el piano y los oportunos vientos hasta la corporalidad producida por el contrabajo de Ezequiel Cutaia y el ritmo de la percusión de Juan Ravioli, lograron capturar la atención que hizo callar el murmullo del auditorio.
La variación de los volúmenes constantemente y los aumentos en la velocidad en la cadencia retumbaban en las viejas paredes de la casona en un primer piso, como si ellos fueran el corazón de esa habitación transmitiendo con su ritmo el pulso al resto del cuerpo, su público.
Las zonas de calma se intercalaban con la intensidad de sonidos que aportaban a la totalidad de la música un efecto de tensión duradera.
Los instrumentos dialogaban a tiempo como si tuvieran vida propia. Como una gran orquesta sin director, anticipaban los acordes con el movimiento de sus cuerpos. Sus miradas, ojos atentos y al mismo tiempo dispersos, sumaban al ambiente un enigmático ritmo armónico desarmónico.
Los paseantes esa noche convirtieron la música en una cálida pausa en medio de la rutina. 

Valeria Dupey

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